jueves, 2 de febrero de 2012

ROLLOS DE SAN BLAS

"San Ignacio es el que guía, y detrás Santa María, y San Blas al tercero día".
Bueno, que mañana es San Blas, sí el de las cigüeñas, y para el que no lo sepa, que seguro que alguno hay, es fiesta de precepto en La Almarcha, pero solo por la tarde un ratejo.
Os cuento primero un poquejo de la historia de este Santo y así sabréis porqué nos comemos los rollos bendecidos o benditos que están tan buenos. Parece ser que San Blas nació allá por el último cuarto del siglo III ("anteyer" fue la víspera) en Sebaste, que ahora está en la zona de Turquía. Se hizo médico y curaba a hombres y animales; vamos que era médico-veterinario o vetédico, pero en vez de mandarles potingues, los curaba con un gesto de bendición.
Uno de sus milagros más sonados fue el de sacar de la garganta una raspa de pescado a un guachote que se ahogaba el pobrecillo, y por eso se dice que cura las enfermedades de la garganta. Pero sigamos con la historia; un día, el gobernador de Capadocia iba por el bosque buscando animales para los juegos del circo y vió ante la gruta donde vivía San Blas una gran cantidad de osos, leones y tigres (que menudo bosque, digo yo. Si llega a estar el Rana por allí) que esperaban su turno de consulta en fila de a uno y sin empujarse ni ná. El caso es que a este hombre le chocó, y como lo de los cristianos no estaba bien visto lo apresaron y fue detenido y arrojado a un calabozo donde siguió curando a la gente y los animales a través de un tragaluz.
La historia es más o menos así, y esos son algunos de los milagros que se le adjudican a San Blas, pero ahora vamos a lo que importa. La festividad de San Blas en La Almarcha no congrega a mucha gente como en las luminarias de San Antón, en la procesión de San Isidro o cuando vamos a por San Bartolomé; los actos, o más bien el acto principal de la fiesta es la bendición de los Rollos de San Blas en la Iglesia por la tarde en la misa. A los que no hayáis ido nunca, os lo recomiendo, porque es muy chocante ver a las madres y a las abuelas con sus cestillas de mimbre y sus pañitos bordados tan atentas a la bendición de los rollos que luego compartirán con toda la familia y los animales de la casa.
Mi madre, La Luci para el que no lo sepa, llegaba de misa y nos daba un cachejo de Rollo ya bendito a cada uno. Nos lo comíamos rezando un Padrenuestro que si no, no hace efecto, y luego le daba uno al Pachi (mi perrete tan bonico él) y otro al periquito para que no se pusieran malos de la garganta, que de ahí viene lo del guachote y la raspa del pescado.
Pero antes de bendecir esos rollos había que hacerlos, y para eso se juntaban las mujeres en el horno, en el de la Sacra, que de eso si me acuerdo yo. El día dos de febrero por la mañana, el horno de la Sacra era un hervidero de almarcheñas preparando sus rollos con la masa de pan que habían encargado el día de antes a nuestra panadera. A esta masa le añadían manteca (de gorrino por supuesto) y anís en grano; la amasaban bien y formaban los rollos, que en el resto del mundo se llaman roscas o roscos, que tú vas a una panadería y dices dame un rollo y te miran raro, menos mi panadero de aquí que ya me conoce, pero el primer día se tiraba por el suelo de la risa. Cuando se ha formado el rollo, con un cuchillo se hacen cortes, y esas pestañas se van metiendo hacia dentro empujándoles con el dedo índice (que es el de señalar), una sí, una no, como los intermitentes, ahora sí, ahora no. La Sacra los cocía en el horno y se le pagaba en especie o con dinero según cada cual. Ahora los venden hechos y poca gente los prepara en casa, más que nada porque la Sacra ya no cuece yo creo.
Por la tarde iban a misa, y a la hora de bendecir, sonaba la campanilla, el cura agarraba el hisopo, las mujeres se ponían en pie con sus cestas a la altura del ombligo y el cura echaba la bendición a los rollos. Luego a casa y a comer. ¡Qué regüenos!
Ahora se compran hechos ya, que creo que lo he repetido sobecientas veces, pero mi tía Julia algunas veces me guarda alguno, que mi madre no hace porque no puede amasar, pero me compra hechos y los lleva a bendecir, y yo me los sigo comiendo rezando mi Padrenuestro para no ponerme mala de la garganta. Será verdad o no, pero yo me lo creo y como dice mi madre: "A cada época lo suyo". Así que mañana a comer rollos de San Blas los que podáis, que yo me los comeré el domingo cuando vuelva de celebrar Santa Águeda en Pinarejo.
Besetes
Lanuri

1 comentario:

  1. Oye Nuri, guardame un cachejo de rollo porfa...
    Mi madre los hacía requetegüenos Que tiempos aquellos..!!
    Un beso grande para ti y para La Luci...(este más grande aún)

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